Entender el TDAH es el primer paso que debe dar
cualquiera que trate en su día a día con personas que lo padecen y que quiera
ayudarles.
¿Qué es el TDAH?
TDAH son las siglas del Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad.
Y quiero empezar por esto aunque a algunos os resulte más que obvio y conocido,
por un detalle del nombre en el que no siempre nos fijamos todos. Dice “y/o
Hiperactividad” y esto supone que no toda persona con TDAH es “Hiperactiva” ni
“Inatenta”, sino que depende de los síntomas que presente el tipo de TDAH en el
que la incluyamos.
¿Y qué tipos hay?
Pues en función de los síntomas que más predominen, el TDAH
puede ser:
Con Predominio de Inatención
Con Predominio de Hiperactividad e Impulsividad
Con Existencia de ambos tipos de síntomas
¿Por qué ocurre el TDAH? ¿Cuándo empieza?
Puedo decirles sin ningún dificultad que con el TDAH se
nace en la inmensa mayoría de los casos, no se hace. Esto se debe a que el
origen del problema es una predisposición genética, es decir, que se
hereda.
Lo que se hereda es una tendencia a presentar un desarrollo
madurativo más lento de las áreas de las áreas del cerebro que controlan
la atención, la hiperactividad y la impulsividad.
Ahora saben por qué digo que Entender el TDAH es el
Primer Paso. Uno nace con unos determinados genes y estos, en función del
ambiente en que se desarrolla cada persona, pueden influir de forma muy
importante en la aparición del problema.
Esto hace que desde pequeña una persona con TDAH tenga un
funcionamiento de su cerebro y por lo tanto un comportamiento diferente al que
estamos acostumbrados. Por eso hay muchas ocasiones en la que no entendemos por
qué hacen algunas cosas o por qué se comportan de cierta manera. Como familia
de alguien con TDAH, hace falta entender cómo funciona su cerebro y cómo ve el
mundo para poder ayudarle mejor.
Pero también hay algunas situaciones graves que pueden
provocarlo. ¿Cómo es esto? Pues esto se debe a que las áreas del cerebro
implicadas en el TDAH están muy bien determinadas y se sabe que cualquier
lesión que les afecte puede provocar los síntomas de TDAH como por ejemplo una
falta de oxígeno al nacer, un traumatismo craneal grave…
¿Qué síntomas provoca?
En el TDAH pueden aparecer los síntomas descritos en las
líneas anteriores en diferentes proporciones.
Se les llama síntomas “nucleares”
El Déficit de Atención y las dificultades de
concentración es uno de los problemas principales de TDAH. En general, afecta
a la capacidad de rendimiento académico o profesional según la edad.
Aparece desde el principio aunque no siempre podamos detectarlo pronto. ¿Y por
qué es difícil de detectar? Pues porque cuando los niños son pequeños lo que
más llama la atención es la hiperactividad. Debemos tener cuidado porque cuando
aparece el Déficit de Atención sin Hiperactividad, es habitual que haya un
importante retraso en el diagnóstico y por lo tanto, consecuencias muy
negativas en el ámbito escolar.
En general estos niños son catalogados por sus
profesores y padres como niños listos pero “vagos” o “flojos”, con poca
motivación.
La Hiperactividad provoca generalmente problemas
de relaciones sociales a cualquier edad.
Cuando son pequeño son muy “intensos” en su contacto físico,
insisten mucho en sus ideas, no dejan jugar a los demás… y esto hace que los
demás e cansen con facilidad de ellos y los rechacen. No los invitan a los
cumpleaños, no quiere jugar con ellos… y esto les hace pasar mucho tiempo solos.
Esto los desmoraliza.
En los adultos la Hiperactividad es percibida como ansiedad,
inquietud y esto tampoco es bien percibido por el entorno, ya sea familiar o
profesional. La familia y en especial la pareja tienen la sensación de que
su marido o su mujer siempre está sin
parar, no se relaja y eso predispone y altera. En el trabajo la situación puede
ser insostenible.
La Impulsividad es especialmente grave en la pubertad y la
adolescencia. Todos los padres sabemos que en esta edad las cosas se ponen
complicadas con cualquier muchacho, pero con los que tienen TDAH, la cosa puede
salirse de todo parámetro.
A esa edad, la evolución sin una detección temprana y un
tratamiento precoz lleva aparejados generalmente problemas importantes en los
resultados académicos, las relaciones sociales y la relación con los padres.
Esta situación prolongada en los años mina la moral de los
chicos y les lleva a asumir su “papel” de malos estudiantes, craduras, flojos…
hasta llegar a creérselo y no plantearse que cambiarlo sea posible.
Si además esta situación
está unida a unos hábitos familiares inadecuados. Excesiva permisividad,
miedo de la familia a las reacciones del chico, ausencia de consecuencias por
las malas conductas… el Joven tiene un
importante refuerzo para mantener sus
rutinas y ninguna motivación para cambiarlas.
Esto desencadena con frecuencia en rechazo al problema y por
supuesto, el negarse al tratamiento. No quieren cambiar el “rol de
tirano” que se han ganado en estos años.
Las Comorbilidades
Además de los síntomas “nucleares”, también pueden aparecer
otros problemas añadidos, ya sean derivados de los anteriores o porque
aparezcan a la vez. A estos síntomas acompañantes se les llama “comorbilidades”
y a veces son más importantes y provocan más consecuencias que los propios
síntomas “nucleares”
– Trastornos del aprendizaje
– Trastornos de Conducta
– Trastornos del Ánimo
– Trastornos del Sueño
– Tics
– Trastorno de Coordinación
¿Cómo se diagnostica?
Pues el diagnóstico es “clínico” es decir, depende de la
pericia y experiencia del profesional que evalúa al paciente y del cumplimiento
de una serie de criterios de diagnósticos que están definidos muy claramente en
el DSM5.
El DSM5 es el Manual de Clasificación de Enfermedades que
establece los criterios necesarios para el diagnóstico de multitud de
trastornos y a través del cual debemos hacer la evaluación de nuestros
pacientes.
El resumen de todo esto es que si el profesional que le atiende
conoce bien el problema tendrá muchas más opciones de tener un diagnóstico acerado.
Por lo tanto. Seleccione bien al profesional, pida referencias, contacta con
asociaciones de familiares que te puedan informar y recomendar.
Fuente: Manuel Antonio Fernandez- Neuro Pediatra
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