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- EXIGIR AL HIJO CUMPLIR LOS DESEOS PATERNOSPedirle al hijo que sea un sabelotodo, o extraterrestre omnipotente, o campeón en cierto deporte es un pedimento fantasioso y descontrolador. Pues se le está exigiendo algo que no está de inmediato ni fácilmente a su alcance normalmente, se le está creando un sentimiento de incapacidad y frustración, que podría ser compensado asumiendo una actitud contraria o tomando una manera de actuar que ante su grupo de pares le resulta desintegradora y le dificulta la relación con los compañeros, los amigos y con los demás.Se trata de una distorsión paterna de los medios que e permitirán al hijo hacerse responsable de su adecuada educación y formación de forma tal que le suministre la forma más apropiada para desenvolverse en su ambiente. Este es un proceso personal y social que solamente el propio individuo puede realizar por sí mismo. .Con esa manera inadecuada de manejar la conducta presente y futura del hijo se obtendrán resultados inesperados, sorpresivos y quizás desagradables. Pero si como padres se asumen la orientación correspondiente a la realidad del hijo, se le estará encaminando a que haga las cosas comprendiendo racionalmente el por qué, que acepte gustoso cualquier límite, que sepa certeramente todo lo que le viene bien y lo que le perjudica, que sepa decidir por sí mismo. Que sepa cuándo abrir la puerta para ir a jugar, para trabajar y para las demás actividades.En la evolución social los padres heredaron y crecieron con reglas educativas en las que los hijos vivían sometidos al arbitrio incontrolado de sus padres, para luego extenderlo a los de cualquier actividad de mayor importancia. Eran unas bases sociales en que la "autoridad" es omnipotente y no se puede eludir de ninguna forma y que ahora son obsoletas. Las nuevas generaciones han crecido en un nuevo esquema social, de obligaciones y derechos iguales para todos. El papel de los padres está en establecer normas y límites apropiados a la época, la familia, la escuela y la sociedad. No radica en determinar los caminos a seguir, las metas a lograr, dejando a un lado los intereses, los gustos, habilidades y aptitudes del hijo.Al cambiar a una educación que contempla al niño como persona individual, con necesidades y decisiones propias, con derecho a la explicación y comprensión etc., se modifica la” autoridad avasalladora y sin derecho a discusión”, se evitan desobediencias y enfrentamientos molestos, se convierten en padres comprensivos, amables con concepto claros de las responsabilidades, deberes y prohibiciones que como hijo debe tener, las cuales son entendidas y aceptadas por el propio niño.La posición paterna anterior y antigua es inútil, pues la propia maduración evolutiva del niño, los amigos, medios y la sociedad en general le están inculcando algo distinto a las exigencias de su hogar. Al llegar a la adolescencia carecerá del desarrollo intelectual abstracto, del afectivo, de autonomía, del social, de pertenencia - independencia como para hacer los discernimientos que le corresponde hacer que haga. Y los costos de esta posición de los padres llegar a ser muy elevados y se han originado consecuencias que pudieron haberse evitado. Todavía se está a tiempo de rectificar y tomar el rumbo adecuado al momento.Afianzarse a las fantasías de omnipotencia, en las que entonces el hijo seguirá y hará las cosas y el esfuerzo para complacer a sus padres y obtener su aprobación, siempre implican un riego con el consecuente polo de consecuencias futuras inesperadas y hasta desagradables.Si bien el conjugar todo esto parece tarea difícil, no lo es tanto si se simplifican, con toda la capacidad adulta, las cosas. Una buena ayuda es tener presente siempre esta trilogía parental necesaria para la educación infantil y adolescente: *IDEAS CLARAS, *LIMITES PRECISOS, y *ACUERDOS MUTUOS.Refiriéndose específicamente al deporte, serían lo último sin cómo padres desmotivaran la práctica deportiva a su hijo. De hecho, desearían que más niños se alejaran de sus computadoras, dejaran a un lado sus IPods y teléfonos celulares y los innumerables riegos y peligros que se encuentren en el medio social y dedicaran más tiempo y energía a la actividad física y al deporte. Sin embargo, para algunos niños, el problema es el opuesto al sedentarismo. Motivados por sus padres y entrenadores, quienes le presentan visiones de gloria y becas. Sienten que están siendo empujados -o se empujan a sí mismos- al punto de un desajuste emocional, conductual, adaptivo o cognitivo. Al ver que no está siendo como su papá espera y exige surge en el niño sentimientos de incapacidad, de baja autoestima, de inestabilidad emocional. Sería conveniente modificar esta situación y hacerlo aceptarse y creer en él como un individuo capaz y dispuesto a enfrentarse a los retos y dificultades que surgen en la vida, sin que ello disminuya el aprecio y el cariño de sus padres.Elaborado por: Dr. Lorenzo Rubín Paradisi, (Ph.D.)GRUPO CLINICO NEUROPSICOLOGICO RUBINPublicado en:Conociendo La Psicologiahttps://www.facebook.com/pages/Conociendo-La-Psicologia/393650887403647
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